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Invitación en los labios: La poesía homoerótica en Constantino Cavafis

Posted in Ensayo on marzo 14, 2012 by alanasm


En la literatura podemos encontrar todos los temas que imaginemos: vida, muerte, enfermedad, amor, odio, sexo, etc. La lista es infinita y, sin embargo, resulta ser muy exclusiva. Nihil sub sole novum [“No hay nada nuevo bajo el sol” (Eclesiastés 1.9)] dice el antiguo proverbio en La Biblia. En todas las obras literarias los encontraremos, unos más que otros, pero ahí estuvieron, están y estarán. Es labor del escritor adecuarlos a su época, darles nuevo significado, apropiárselos y hacerlos suyos para luego ser parte del ya famoso canon literario. Pareciera que todos los temas son aprobados por los lectores o la academia misma ¿pero en verdad sucede esto?

Existen ciertos temas que se han considerado tabú y no son recibidos satisfactoriamente: feminismo, los chicanos, los LGBT, lo queer, las parafilias, por mencionar algunos. De acuerdo, son temas que en estos momentos están tomando mucha fuerza, sin embargo, ésta no fue posible sino hasta mediados del siglo xx con los movimientos de liberación sexual, los hippies, entre otros. En este trabajo me centraré en el homosexualismo.

A lo largo de las distintas corrientes literarias han existido autores homosexuales cuya obra ha trascendido más allá por su valor literario que si por la preferencia sexual de los escritores. Si bien resulta ser un dato “curioso” al momento de estudiarlos, no quiere decir que toda su producción esté centrada en la homosexualidad. Autores como Federico García Lorca, Luis Cernuda, Constantino Cavafis, André Gide, Jack Kerouac, Paul Verlaine, Arthur Rimbaud, Oscar Wilde, Salvador Novo, Marcel Proust, Manuel Puig, son un claro ejemplo.

De la lista anterior destacaría a un escritor que en vida casi no tuvo tanto éxito, pero después de muerto autores como Luis Cernuda o E.M. Forster difundieron su obra. Me refiero a Constantino Cavafis.

La poca obra que logró publicar en vida oscila entre 1891 y 1904. Periodista y funcionario de profesión, Cavafis utiliza la poesía para demostrar su sensibilidad ante la cotidianidad de la vida. Con clara influencia de los parnasianos y simbolistas, la obra de dicho autor es exigente, madura, con elementos de la cultura grecolatina y en algunos casos existente de cierta ironía.

La sexualidad en la poesía de Cavafis toma una particularidad la cual me lleva a realizar dicho trabajo. Si bien a lo largo de sus poemas se llega a insinuar un poco de erotismo, sólo es en cinco poemas donde se aborda la homosexualidad. Dichas creaciones literarias nos presentan un escenario moderno o histórico que están unidos más con la sensibilidad que con el acto sexual mismo. Los poemas a tratar son: “A la entrada de un café”, “El escaparate de la tabaqueria”, “Una noche”, “Permanencia” e “Imeno”.

Cayetano Cantú, estudioso y traductor de la obra de Cavafis, nos menciona su opinión al respecto de la sexualidad y el homosexualismo en los poemas del autor:

Cavafis presenta la sexualidad como una parte de su amplia posibilidad de cambio e inestabilidad, y es aquí donde los poemas personales y los poemas políticos tienen una semejanza.

Cavafis habla exclusivamente del amor homosexual debido a que éste carece de la posibilidad siquiera de estabilización que da una institución como el matrimonio y deja ver la crueldad de los problemas inherentes a las relaciones humanas, que son representativas de la heterosexualidad.

El primer texto que comentaré será “A la entrada de un café”:

A LA ENTRADA DE UN CAFÉ

Algo que se dijo junto a mí

me hizo mirar a la entrada del café.

y vi un bello cuerpo, que parecía

como si Eros en su maestría lo hubiese creado,

formando cada parte felizmente,

levantando su altura escultural,

modelando tiernamente la cara,

y dando, con sólo un toque de sus dedos,

una bella impresión en la cejas,

seducción en los ojos,

e invitación en los labios.

En el poema anterior leemos en primera instancia la casualidad de la situación. El yo lírico se introduce al café. Es un algo que alcanza a escuchar lo que provoca volverse. ¿Cuántas veces no nos ha pasado que, cuando uno llega a un lugar, es interrumpida su acción por algo que ve o escucha? A través de los sentidos, el poema se va desarrollando. Primero nos encontraos con el oído, posteriormente es la mirada quien se centra en el cuerpo de un joven. Como es costumbre en su creación poética, Cavafis utiliza temas mitológicos, así como situaciones y personajes. En este texto, el autor hace una comparación, más bien, una alusión a la belleza del joven como si fuese una creación hecha por parte de Eros. A manera de la exphrasis, el poeta escribe el proceso del nacimiento del muchacho como si se le estuviera esculpiendo y, a manera de los retratos barrocos, se describe de la cabeza a los pies. Aquí el momento culmina en la seducción que emanan los ojos para llegar a la invitación de los labios.

El siguiente poema a tratar es “El escaparate de la tabaquería”

EL ESCAPARATE DE LA TABAQUERÍA

Estaban entre la muchedumbre

cerca del luminoso escaparate de la tabaquería.

Sus miradas se cruzaron por accidente,

tímidamente y con sobresalto expresaron

el ilícito deseo de su carne.

Dieron unos cuantos pasos sobre la acera,

Sonrieron y asintieron levemente.

Y después el carruaje cerrado…

La carnal cercanía de sus cuerpos,

la unión de sus manos, el encuentro de sus labios.

En este poema el yo lírico nuevamente participa como el que mira la acción. Si bien en otros poemas hay la interacción por parte del que observa y el que es observado, siempre son dos personas. Aquí el poeta ve a una pareja de jóvenes que se encuentran en el escaparate de la tabaquería. La visión toma fuerza una vez más por otra casualidad. Las miradas se entrecruzan entre las tres personas. Son miradas que denotan timidez por un lado y por otro la invitación a la carne. Nótese la manera en cómo Cavafis la expresa: “el ilícito deseo de la carne”. Pareciera que el mismo yo lírico censurara la acción pero no es el caso. Se vuelve cómplice de los dos amantes. Existe un rompimiento en el espacio y el tiempo marcado por el espacio tipográfico. Posiblemente ahora nos encontremos en la mente del yo lírico al fantasear con el encuentro sexual entre los dos jóvenes. Es sutil la forma en que lo enuncia: “La carnal cercanía de los cuerpos / la unión de sus manos, el encuentro de sus labios”. Nuevamente, Cavafis cierra el poema con el contacto de los labios.

La noche ahora tomará importancia en el siguiente poema. Ya no será la típica noche romántica que fue usada como recurso amoroso o como escenario de aquellas situaciones extrañas e inusuales para la razón, más bien es la noche que cubre una calle sucia que remitiría a las descripciones baudelerianas de París:

UNA NOCHE

La habitación era barata y sórdida,

escondida en los altos de una taberna equivocada.

Desde la ventana se veía la calle sucia y estrecha.

Desde abajo llegaban las voces de los obreros

jugando cartas y divirtiéndose.

Y allí, en la usada y ordinaria cama,

tuve el cuerpo del amor,

me embriagué con los rojos y voluptuosos labios.

Y ahora, cuando lo escribió después de tantos años,

solo en la casa, me embriagan otra vez.

En una habitación sórdida , sucia, nuevamente cerca de una taberna, donde se observa la suciedad de la calle y las voces de los obreros que se divierten al jugar con cartas, nos encontramos ante una cama particular. Es el espacio donde fue posible la consumación del amor; aparece la embriaguez del acto mismo. Los labios surgen otra vez, pero en esta ocasión ya no son los que invitan, sino que el poeta les da color y forma “rojos y voluptuosos labios”. Tampoco es el momento en ese preciso instante, sino que se vuelve un recuerdo que todavía le causa placer.

Con los tres poemas anteriores “A la entrada de un café” y “El escaparate de la tabaquería” y “Una noche” podemos leer y observar varias similitudes. La primera de ellas ese el juego espacial evidente. Como recurso lírico, se nos adentra en el espacio en los dos primeros versos y, posteriormente, conocemos la situación que da pie al poema. A través de casualidades, la acción de ver se vuelve de importancia. Otra de las similitudes es el remate del poema; los tres hacen referencia al beso. Por un lado está la alusión de que los labios invitan al contacto, por el otro ya es el acto mismo y al final el recuerdo que se vuelve presente.

Los siguiente dos y últimos poemas presentan una particularidad que es importante resaltar antes del comentario y análisis. Cavafis ya no sugiere los temas, sino que se vuelve, si se me permite la expresión, más atrevido en su forma poética.

PERMANECER

Debe de haber sido la una o la una y media

En un rincón de la taberna, tras la división de la madera,

aparte de nosotros, nadie.

La lámpara apenas iluminaba.

El mesero dormía cerca de la puerta.

Estábamos tan excitados que nada nos importaba.

Nuestras ropas entreabiertas…—no usábamos mucha

por el excesivo color del mes de julio.

Goce de cuerpos semidesnudos,

contacto rápido de pieles,

visión de lo que ocurrió hace veintiséis años

y que ahora permanece en el poema.

Dividido en cuatro partes marcadas por el espacio tipográfico, el yo lírico nos introduce en una hora en particular: la una o una y media. Sin embargo, no se especifica si es de la tarde o de la madrugada. Me atrevo a decir que es en la madrugada por la segunda estrofa. De nuevo es una taberna el espacio que usa el autor. Se encuentra sola salvo tres personas: el tabernero, otra persona y el yo lírico. Es aquí donde confirmaría que es en la madrugada porque el tabernero se encuentra dormido y la lámpara se está consumando. En un tercer momento el yo lírico introduce la excitación que sentían los dos y que no importaba si la explotaban en ese momento. El calor de los cuerpos se fusiona con el calor del ambiente. Por último es la relación por sí misma; no hay desnudez total, hay fricción rápida de los cuerpos y para sorpresa del lector es algo que paso a hace veintiséis años y cobra mucho mayor fuerza al ser grabado en el papel.

Por último nos encontramos ante el poema “Imeno”:

IMENO

“…El placer sensual enfermo

y adquirido en forma desviada

debería ser más apreciado;

raras veces se encuentra el cuerpo capaz de sentir

lo que se requiere:

enfermo y corrupto, proporciona

una intensidad erótica, desconocida a la salud…”

Extracto de una carta

escrita por el joven Imeno (de familia patricia),

célebre en Siracusa por su libertinaje

en los desenfrenados días de Miguel Tercero.

A manera de la “falsa autoría” se nos presenta este poema. Sólo me detendré en la primera parte del mismo, ya que es ahí donde se observa principalmente la sexualidad. Nos encontramos ante el énfasis de la intensidad de los momentos. Es evidente la situación de libertinaje dentro de las palabras que Imeno usa en su carta. El placer se vuelve enfermedad y es esta enfermedad que se adquirió por algo “desviado”. Es importante recordar que los libertinos utilizan esa expresión para sus gustos sexuales: “ser un desviado”. El estar enfermo y corrupto, sin embargo, son causantes de llegar al éxtasis del placer erótico.

 

Cavafis, Constantino, Poemas (1911-1933), México: UNAM, 1999.

————————-, Poemas ocultos, perdidos y olvidados, México: UNAM, 2000.

Reflexiones entorno a «La extraña muerte del capitancito Candelario» de Rosario Ferré

Posted in Ensayo, Reseña on marzo 13, 2012 by alanasm

Rosario Ferré, puertorriqueña de nacimiento, nos presenta en La extraña muerte del capitancito Candelario (Plaza y Janés, 1999) la historia de la “Gran Batalla de la Salsa” qué fue lo que aconteció y por qué el personaje principal es tan alabado. En la pequeña novela se vislumbran distintos temas al respecto de Puerto Rico y Estados Unidos. Me centraré sólo en los que se refiere a la independencia del país caribeño, así como la situación americana en dicho país.

Para empezar, es necesario enfatizar que a lo largo de la novela existe la referencia hacia la Metrópoli. En una primera instancia pareciera que se habla de la capital de la isla. Sin embargo, a lo largo de la lectura esa suposición se vuelve errónea. Es de Estados Unidos de quién se está hablando y Puerto Rico es una colonia de dicho país.

Rosario Ferré nos menciona que, en un futuro hipotético, Estados unidos ya no tiene interés por la isla caribeña. Leemos al principio de la novela: “el congreso de la nación había propuesto en ambas cámara  casi por unanimidad, la independencia para la isla de San Juan Bautisa.”

Más adelante afirma: “El Caribe, nos repetían los legisladores  en sus sesiones augustas, ya no les interesaba.”

¿Será posible que a Estados Unidos ya no le interese una “colonia”? En este sentido, parece que la isla tuvo su independencia sin un movimiento armado. Mi parecer es distinto con respecto a la simple independencia. Asemeja, más bien, una estrategia por parte de la Metrópoli. De acuerdo, podemos considerar un alejamiento político porque ya no estamos en periodo de colinas, bueno, eso quiero creer. Más bien sería un poder económico del que podemos hablar.

La soberbia fue aquella culpa que provocó que la Metrópoli accediera a dar la independencia. El Caribe pedía cada vez un pago mayor, como un tributo, para que exterminaran a los peces y demás ambiente exótico. Además que Puerto Rico se encontraba estratégicamente en un punto en donde el poder económico era lo importante. Rosario Ferré vuelve a plantear: “Los legisladores tenían muy presente el que la isla se encontraba estratégicamente situada rente al Canal de Panamá, situación geográfica que la convertía en centinela sin precio para los transatlánticos de la Metrópoli.”

De esta forma rectifico mi idea del gobierno económico por parte de Estados Unidos.

A la isla de San Juan se hace constante alusión como el “Cordero”. Con referencia al cristianismo, el término también significaría la obediencia por completo. Si bien, Estados Unidos no es culpable directo de la “Gran Batalla de la Salsa” hay una culpa inferida, ya que los ciudadanos de Puerto Rico buscan imitar las costumbres de la Metrópoli.

El Caribe, debido a su exagerada cantidad de materia prima y recursos naturales, se volvió un punto, más bien, una meta u objetivo para ocuparla y generar riquezas n torno a la naturaleza misma. De esta forma, se volvió una zona peleada y peligrosa. “El resultado de estas investigaciones fue la creación de un satélite centinela que, situado específicamente en la órbita sobre el canal, se encargaría en delante de supervisar la zona.”

De esta manera, Rosario Ferré nos remite a la situación de la Guerra Fría en donde el espionaje se realizaba por medio de satélites espaciales. Solución curiosa la que nos presenta la autora con respecto al peligro en el Caribe: “Todo movimiento enemigo contra los transatlánticos petroleros de la Metrópoli equivaldría en adelante el aniquilamiento atómico instantáneo de la isla o país que hubiese intentado el ataque.”

¿Por qué destruir la isla en vez de retirarse? Como la misma Metrópoli considera que no es la mejor opción es la decisión de darle la libertad a la isla.

Es interesante como la autora nos presenta un movimiento de libertad donde no existe una guerrilla de por medio, sino que es la misma ciudad “ocupadora” la que decide que su propia estadía sería causante de una revuelta. Por medio de la crítica a la Guerra Fría, al imperialismo y al American way of life, Rosario Ferré nos presenta un texto en donde las máscaras y la decisión de pertenecer a un partido político son importantes.

¿Escritores personajes o personajes escritores? Dios, creo que ya me confundí

Posted in Ensayo on febrero 27, 2012 by alanasm

Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo.
(Salvador Elizondo, El grafógrafo)

Escritores como Alberto Ruy Sánchez, Carmen Boullosa, Enrique Serna, Eduardo Antonio Parra, Mario Bellatín y Cristina Rivera Garza, son un puñado de autores que han sido reconocidos mundialmente por su trabajo escrito. Para el presente trabajo utilizaré a tres de ellos, dos mujeres y un hombre, en donde la metaficción aparece como un elemento importante dentro de su narrativa. A manera de desfile de modas y catálogo, presentaré fragmentos de distintas novelas para observar el manejo característico de cada autor.

Es necesario recordar como el tratamiento de la narrativa dentro de la narrativa no es invento de estos escritores. Textos como El libro vacío de Josefina Vicens (1958) y El hipogeo secreto (1968) de Salvador Elizondo, con diez años de diferencia, dan muestra que a mitad del siglo era una de las propuestas temáticas en las novelas: escribir como se escribiría un libro en donde el autor se vuelve parte del relato y los personajes dialogan con el narrador de la historia. No olvidemos que son textos que no nos cuentan una anécdota en particular, más bien, es una reflexión novelada entorno a dicho proceso.

Al primer autor que trataré será Alberto Ruy Sánchez con una de sus obras de su ya famosa tetralogía de Mogador: Los jardines secretos de Mogador (Punto de lectura, 2001). A manera de confrontación por medio de citas del texto se conocerá el estilo y el manejo de la metaficción.
En Los jardines secretos de Mogador, Ruy Sánchez nos adentra, nuevamente, al mundo mágico en donde el deseo, los baños árabes y la memoria se vuelven el hilo conductor de la historia. A manera de leyenda y, en cierto sentido, de novela policiaca y de investigación, la novela inicia:

En la Plaza Mayor de Mogador, un hombre traza un círculo imaginario con la mano extendida y se coloca en el centro. Más que un círculo es una espiral que arranca en sus pies. Levanta los brazos al cielo y convoca a los vientos. […]
Hoy vengo a contarles la historia de un hombre que se transformó en… […]
El halaiquí deja que casi todos digan algo Finalmente hace con las manos un gesto brusco que exige silencio. […]
—Se convirtió en una voz. Una voz que busca ser escuchada con especial atención por la persona que ama. […] Ese hombre tuvo que enfrentar varios retos para transformarse en esa voz de tierra. […]
Esta es mi historia… y nueve veces nueve comienza.

En una primera lectura conocemos que un se extraño contará una historia, su versión de la historia, que se repetirá al infinito al hacer referencia al número nueve. No es gratuita la selección de dicha cifra, ya que representa la inmortalidad. Por otra parte, el autor divide su obra en nueve partes. Entonces observamos que es la voz la que tendrá peso dentro de la historia. Nos encontramos ante un narrador homodiegético en donde hará las veces de narrador al contarnos algo.

A lo largo del texto observamos unas narraciones escritas a manera de prosa poética en donde el personaje principal de la novela, para retomar su vida sexual con su esposa, deberá narrar de la mejor manera posible los jardines secretos en toda la ciudad. Para conocer este otro estilo, doy paso a otra cita:

Déjame resucitar en tus dunas y fijarlas con mis raíces. Déjame oler en tu caja perfecta todo lo que de ti me embruja. Déjame sentir que incrustas en Mí todas tus maderas. Déjame ser prisionero orgulloso de todos tus movimientos. Déjame admirarte como si mil bosques y mares y desiertos hubieran sido invertidos en la perfección cambiante de tu belleza.

De esta manera podemos leer el erotismo característico del autor. Sólo en este tipo de fragmentos es cuando el personaje podrá utilizar sus dones poéticos para reconquistar a su amada. A lo largo de la narración existen imágenes que llevan a la reflexión y el aumento del deseo.

La novela cierra:

Porque en Mogador ya es la hora en que los amantes se encuentran y se cuentan historias.
El halaiquí que se hace llamar “El Jardinero” se niega siempre a decir si Jassiba fue seducida conquistada por sus historias o si sólo él fue seducido por el mundo de Jassiba y es conquistado siempre a decir sí cuando es no, a desear de forma laberíntica y a contar historias de la misma manera.

Sorpresivamente leemos que el viejo que el narrador que comienza la historia es el que cuenta, al final de la misma, su autobiografía. Entonces es el primer narrador homodiegético mutado a uno autodiegético.

La siguiente autora a la que quisiera hacer referencia es a Carmen Boullosa. Autora que pareciera no tener un freno en su producción literaria, nos comparte dos novelas en donde el juego de las narradores es importante:Cielos de la tierra (Alfaguara, 1997) y El complot de los Románticos (Siruela, 2009). En la primera novela no se toca tanto esta manera de narrar, sin embargo es importante mencionarla, ya que Boullosa habla de una novela no de autor, pero si de autores. Un editor, la misma autora y los tres personajes que dan voces a distintas situaciones de la novela son los actantes para el desarrollo de la misma.

En El complot de los Románticos el tratamiento es distinto y, principalmente, curioso. A lo largo del texto aparecen capítulos haciendo referencia a la intervención de la autora. Es aquí donde Boullosa entra como personaje, habla como autora y cede la palabra al sentirse cansada. El capítulo titulado “El pasar la toalla” es el claro ejemplo de esta situación:

—¡Un momento!
— Ningún momento. Te pasé la toalla y no regreso hasta que sea mi turno. Buena Suerte.
— Me dejas con problemas que no tengo por qué heredar. ¿ Cómo crees que voy a echar a andar hacia el sur juntos al florentino Dante, a una poeta gringa sin nombre, y a ti, una mexicana que vive fuera de México, y encima de mal tercio llevármelos montando ratas? No puedo hacerlo.

A manera de juego narrativo, Boullosa nos presenta una postura en donde todas las personas pueden ser escritores de alguna historia. Con alusiones a la vida misma de la autora, la confusión crece al momento en que todos los autores dentro de la novela intentan dar su visión de una situación. Son diálogos tan activos que sería fácilmente adaptarlos a un cortometraje.

Mas adelante en la historia, la autora da voz a Rosario Castellanos y a Alexander von Humbolt para dar su opinión al respecto de la obra ganadora del certamen literario. Así como a estos personajes que se encuentran en el limbo literario, se conoce un fragmento de la obra galardonada. La autora de nombre Dolores Veintimilla entra en escena. Entonces ya no es Carmen Boullosa real, ni ficticia, ni aquél escritor que tiró la toalla, si no que es una narración con distintas voces.

La última narradora que utilizaré será Cristina Rivera Garza con La muerte me da (Tusquets, 2007). Escrita a manera de thriller, nos encontramos ante una autora donde el lenguaje es lo importante. Al igual que los autores antes desarrollados, Rivera Garza se otorga la licencia de convertirse en personaje dentro de su propio relato. Insertando poemas de Alejandra Pizarnik, los propios textos de la asesina de la historia, reportes como nota roja, así como un artículo sobre la autora argentina, la historia se va conociendo poco a poco. Para hacer referencia al manejo del lenguaje y la polisemia cito el siguiente fragmento:

Pensé —y aquí pensar quiere en realidad decir producir una imagen— en los cuerpos castrados de los tres hombres jóvenes que habían aparecido desnudos y sangrantes sobre el asfalto de la ciudad. Pensé —y aquí pensar quiere en realidad decir oír el eco— en la palabra castración y en todas las referencias trágicas del término. Pensé —y aquí pensar quiere en realidad decir ver— en lo larga, en lo interminable, en lo incesante que era la palabra des-mem-bra-mien-to. Pensé —y aquí pensar quiere en realidad enunciar en voz baja— en el término asesinatos seriales y me di cuenta de que era la primera vez que lo relacionaba con el cuerpo masculino. Y pensé —y aquí pensar quiere en realidad practicar la ironía— que era de suyo interesante que, al menos en español, la palabra víctima siempre fuese femenina.

Es evidente el manejo lingüístico que Rivera Garza emplea para la construcción de su novela. Al escoger sólo un verbo, la autora comienza a jugar con distintos significados que a ella le resulta conveniente como parte de la trama de la historia. Además, insita al lector al ser cómplice de dichos juegos al reflexionar junto con ella sobre la acción de pensar. Con burla, la narradora de la historia muestra su sentir sobre la situación de los jóvenes castrados remitiendo a la separación silábica para hacer, aún más extensa, la palabra desmembramiento. Al igual de la ironía que la lengua española presenta como tal.

De cierta manera, realicé el recuento, no de los daños, pero sí de los escritores que, a mi parecer, presentan una mayor evidencia del manejo de la metaficción. Sólo son unas cuantas voces dentro de la creación literaria contemporánea. Sin embargo, nos dejan con una grata experiencia al leer, revisar y estudiar sus textos literarios.

Boullosa, Carmen, El complot de los Románticos, México: Siruela, 2009.
Rivera Garza, Cristina, La muerte me da, México: Tusquets, 2007.
Ruy Sánchez, Alberto, Los jardines secretos de Mogador, México: Punto de lectura, 2001.